ANTROPOLOGÍA DE LA VINCULARIDAD:
El ser humano no es meramente quién
es aisladamente sino a partir de la vinculación existencial que le es destinada
por su época según la disposición de las regiones vinculares. De tal manera que
un ser humano es co-originariamente un ser con lo sagrado, un ser consigo mismo,
un ser con los otros y un ser con la naturaleza.
Desde cada una de las dimensiones
nos exponemos a su peculiaridad y a la intersección con los demás. Esto
requerirá sostenerse en la tensión entre ser y no-ser, entre ser y querer ser,
entre ser y poder ser. Esta tensión se hace presente permanentemente frente a
cada acto realizado por el ser humano.
LO SAGRADO
CONSIGO MISMO SER HUMANO LOS OTROS
LA NATURALEZA
LO SAGRADO
CONSIGO MISMO SER HUMANO LOS OTROS
LA NATURALEZA
La libertad
humana se puede definir como la “autodeterminación axiológica” (valores). Esto significa que una persona libre se
convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él
mismo la determina en función de los valores y creencias que previamente ha
asimilado. Cuando no se da la libertad,
o se da en forma disminuida, entonces el sujeto actúa impedido por otros
factores, circunstancias y personas, de modo que ya no puede decirse que es el
verdadero autor de su propia conducta.
De acuerdo con esto se dice que
la condición previa de la libertad en un individuo es la captación y
asimilación de los valores y las creencias que tenga en relación directa con
las regiones de la vincularidad.
En la
medida en que un individuo fortalece su creencia y amplía su horizonte
axiológico, podrá ampliar paralelamente el campo de su propia libertad. Y en la medida en que una persona permanezca en
confusiones con su creencias y/o cerrada
a ciertos valores, se puede decir que
posee una limitación en su libertad.
Para que exista verdadera libertad
humana tienen que ir en paralelo el sentido axiológico y el sentido de
responsabilidad, de no ser así se convierte en libertinaje.
El tipo de
libertad del que estamos hablando es la libertad interior, ésta se rige por
valores captados, también es llamada libertad axiológica una vez que se asimilan
los valores. El ser humano en relación
con sus creencias y forma de estar en la vida elige realizar algún valor o rechazarlo.
La Libertad
no existe cuando una persona está totalmente negada para los valores. Actuar libremente significa adoptar y
realizar un valor, o rechazarlo. Cuando
no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a
estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos,
hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc. La percepción de los valores es indispensable
para que exista un acto libre.
Existen
dos modos de percibir lo valores:
- En forma conceptual. Es la que se logra por medio de explicaciones teóricas o descripciones más o menos distantes del objeto valioso.
- En forma intuitiva. Es la que se logra por medio de una vivencia en la cual se capta, se aprecia y se adopta ese valor como tal dentro del mundo personal del sujeto cognoscente. Para que la libertad axiológica se pueda dar debe existir la posibilidad de un conocimiento holístico o intuitivo de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento, muy diferente al conocimiento conceptual, no es posible que se dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras palabras: para elegir un valor, primero hay que conocerlo y apreciarlo en cuanto a tal.
Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la
libertad, esta se ha divido dos muy sencillas:
a) Libertad-de: Significa libertad de obstáculos, de relaciones perjudiciales o de restricciones, sean estos de orden físico o de orden moral.
b) Libertad-para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo interna y reside en la voluntad.
a) Libertad-de: Significa libertad de obstáculos, de relaciones perjudiciales o de restricciones, sean estos de orden físico o de orden moral.
b) Libertad-para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo interna y reside en la voluntad.
Existen diversos obstáculos contra la libertad que podemos nombrar:
1.
La Ignorancia. Consiste en la ausencia de conocimientos, es
un obstáculo ya que para elegir algo, es preciso conocerlo. El mejor consejo para obtener la libertad es
abrir horizontes, ilustrar acerca de nuevas posibilidades.
2.
El Miedo. Consiste en la perturbación emocional producida por la amenaza
de un peligro inminente y es un obstáculo ya que en casos extremos (pavor),
puede producir una ofuscación completa de las facultades superiores, y todo lo
que se ejecuta en esos momentos pierde el carácter de acto humano, pues el
sujeto no puede responder de ello.
3.
La Cólera y Otras Pasiones. La cólera,
también llamada ira, enojo o coraje, al igual que otras emociones y pasiones
producen una fuerte limitación en nuestra capacidad de elegir libremente. La emoción llevada a los extremos recibe el
nombre de pasión.
4.
La Violencia y la maldad. Son fuerzas que actúan
de manera física o psíquica. Éstas pueden debilitar la libertad del sujeto
hasta el grado de suprimir toda responsabilidad en lo que se refiere a la
conducta realizada en esos momentos.
5.
Los Desajustes Psíquicos. Los desajustes psíquicos, entre los cuales
sobresale la neurosis, debilitan la libertad debido
a que la persona se siente atada a ciertos patrones de conducta, a mecanismos
de defensa, a lo que le dicta el autoconcepto o los mandatos internos, a las
emociones exageradas, como la ansiedad y la angustia.
La ‘libertad
ética’ o a veces también llamada libertad moral, es aquella que consiste en
aprender a elegir, siempre y espontáneamente, en orden al bien y a la verdad. Exige
disciplina, esfuerzo, perseverancia, conocimiento y búsqueda de la verdad.
El camino de altura que permite al
creyente ser plena y satisfactoriamente libre es la “Santidad” que significa vivir plenamente en el Amor, pero toda persona puede alejarse de este camino cuando actúa
ejerciendo un daño en alguna de las regiones de la vincularidad y cuando ese
daño no es reparado, la persona queda en situación de pecado. Seguir los pasos de
Jesús, viviendo su enseñanza de amor y cumpliendo sus exhortaciones
evangélicas, significa alcanzar máxima libertad y santidad. Cristo es, por
cierto, el ‘Esplendor de la Verdad’ ya que el
verdadero amor siempre nos hace libres.